La relación hombre-mujer o mujer-hombre no es la Autobahn ni la Ruta
66, es una ramificación de senderos que nos llevan a lagos de armonía,
montañas de confianza, arcoiris de diversión, rios de abrazos, cascadas
de cariño y también a incendios de posesión, lluvias ácidas de
infidelidad, diluvios de dudas, abismos de incomprensión, hábitats de
insultos donde nacen los golpes, y vestigios de corazones ya a punto
del colapso, nosotros decidimos nuestro hábitat.
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